Cuando escuchamos la palabra seducción inmediatamente vienen a nuestra mente imágenes de un hombre y una mujer en un juego, donde su mejor arma es el físico para conseguir el amor del otro, pero si vamos al concepto general de esta palabra, podremos descubrir que va más allá de la interacción entre estos dos personajes. Seducción, es el acto de seducir, de inducir y persuadir a alguien con el fin de modificar su opinión o hacerle adoptar un determinado comportamiento según la voluntad del que seduce.
Vemos que la palabra encierra más que una intención amorosa, representa una habilidad que se utilizaría para "conseguir" que los otros "obedezcan " o respondan a nuestros objetivos, al ser persuadidos a través de diferentes instrumentos que van más allá de lo físico e incluyen también los intelectuales (ideas y lenguaje) y la forma en cómo estos se armonizan con la voz, el gesto y la vestimenta, e incluso la personalidad.
Las capacidades de seducción en algunas personas son innatas, por ejemplo las físicas o las habilidades sociales, pero de igual forma éstas pueden ser adquiridas a través de la práctica o el aprendizaje, lo importante es saber manejar y utilizarlas en el momento preciso para ser una persona interesante y atractiva.
Si miramos a la historia, personajes destacados en la política, el arte, la literatura, el cine y los negocios han sido grandes seductores Cleopatra, Alejandro Magno, Shakespeare... Hoy día cada persona es un seductor dentro del área que se desempeñe y los logros que pueda alcanzar serán fruto de su seducción, lo que le proveerá de éxito social.
Una mención especial se merecen los actores educativos, que día a día tienen que configurar todo un escenario de seducción para provocar infinidad de conductas en los educandos y conseguir el logro de aprendizajes. Estos escenarios de seducción no son más que los ambientes de aprendizaje, que incluyen la organización físico-espacial, las interacciones sociales, los materiales, las actividades propuestas y la mediación que realiza el docente a través de su dirección, lenguaje corporal y expresión oral; toda una complejidad que supera las capacidades personales (físico, lenguaje y vestimenta) porque incluye la fusión de estas con elementos materiales.
La formación académica provee de muchas herramientas para configurar estos ambientes, pero sólo la práctica constante y su reflexión llevarán a obtener mejores herramientas de seducción, porque la seducción no depende de las capacidades innatas o aprendidas, sino de su adecuación a las necesidades del alumno y su contexto.
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